Llamado para la paz en Siria

Han pasado casi dos años desde que algunos gobiernos y medios de comunicación occidentales conducen un concierto de acusaciones en contra del jefe de Estado legal y legítimo de Siria, contra su gobierno y contra el ejército de su país. Intentan así hacer pasar a la víctima por el culpable, como lo hicieron en Libia, y como lo habían hecho anteriormente con otros Estados libres e independientes. Puesto que grupos armados ilegales, más o menos organizados, algunos provenientes del extranjero, siembran el terror en Siria, ¿qué podría ser más normal para el régimen legal de un país, que luchar contra una rebelión con su policía y con su ejército? A la luz de los principios básicos del derecho público – los solos garantes de una relativa paz entre las naciones – los que están a la cabeza de un Estado, ¿no tienen exactamente como primer deber, proteger a sus ciudadanos de ataques tanto internos como externos? Garantizar el orden público, ¿no es la primera misión del Estado?  ¿Qué harían los gobiernos de nuestros países, si una parte de sus poblaciones se alzaran en armas contra su gobierno legítimo, con la ayuda de países y mercenarios extranjeros? ¿No harían intervenir su policía y su ejército? O, ¿renunciarían sin decir nada como piden que haga el gobierno legítimo sirio?

La verdad es que Siria no es sólo víctima de una agresión armada. También es víctima, a nivel internacional y de manera claramente concertada, de una vasta operación de propaganda mediática de agitación, de desinformación sistemática (algunas imágenes de la supuesta represión del ejército regular ni siquiera fueron tomadas en Siria) y de provocación. El objetivo de esta propaganda es – despreciando completamente el derecho internacional – fomentar la insurrección; alimentar una guerra civil; negar cualquier legitimidad al gobierno sirio por medio de una táctica de demonización; y de actuar tanto como juez y como verdugo.

Son los mismos Estados occidentales, sus servidores y sus aliados (como los regímenes de Arabia Saudita y Qatar, monarquías absolutistas, sanguinarias e intolerantes con sus propias populaciones autóctonas), que por un lado se presentan como jueces del gobierno y del ejército sirio, y por otro lado promueven, financian y arman a los mercenarios provenientes del extranjero, quienes se han dedicado a destruir y a cometer actos de violencia contra la población civil. Es contra esos mercenarios que lucha el legítimo ejército sirio. Por ende, los verdaderos criminales son los gobiernos occidentales y sus títeres, Arabia Saudita y Qatar. Estos comenzaron, mantienen y perpetúan esta guerra fratricida. Sin su intervención y asistencia a los grupos rebeldes y a los mercenarios, hace mucho que el orden habría sido restablecido en Siria y que los medios de comunicación occidentales no podrían dedicarse a la propaganda y sus relatos macabros diarios.

Las potencias occidentales se aprovecharon de los vientos de revuelta que soplaban en algunos países musulmanes para provocar una rebelión armada en otros países, cuyos líderes tenían por defecto desagradarles políticamente, puesto que no los obedecían. Estos gobiernos occidentales, con algunos medios de comunicación serviles, tienen la clara intención de tomar ventaja de las situaciones conflictivas y difíciles que han generado, para denunciar a los poderes legítimos de estos países, para desacreditar dichos poderes legítimos y en última instancia lucharlos militarmente. Estos gobiernos no dudan en utilizar falacias y desinformaciones para hacer aparecer de manera sistemática al gobierno y al ejército legítimo sirio como responsables de las atrocidades cometidas por los propios agresores externos.

Ignorantes, cobardes o inescrupulosos, en Europa, en el Medio Oriente y en otros países – bajo la benévola atención de los Estados Unidos – son parte de esta propaganda insidiosa políticos, periodistas, intelectuales y abogados, todos y cada uno de ellos creyendo poder hablar impunemente en nombre de la Ley y de la lucha del Bien contra el Mal, con la certeza arrogante de la unanimidad.

Convicción errada. Los firmantes de la presente, abogados de diversas nacionalidades, no pretenden inmiscuirse en los asuntos sirios, pero desean expresar, en nombre de la razón y del honor del espíritu humano, su vergüenza y desaprobación a dichas arbitrariedades. Apoyamos al gobierno sirio en su justa lucha contra la agresión interna y externa de la cual es víctima. Denunciamos toda la asistencia y todo el apoyo externo brindado a estos sinvergüenzas, destructores y asesinos que el Occidente presenta como el "Ejército Sirio Libre". Nos comprometemos a hacer todo lo posible para ayudar al gobierno sirio a defender la legitimidad de su autoridad y a sacar a la luz la verdad sobre esta vasta agresión donde la única víctima es su población. El imperialismo occidental se atreve a denunciar el sufrimiento de la población siria, como lo hizo antes en Irak, en Afganistán, y en Libia, mientras que él es quien es la causa.

Liste de firmantes
Hasta la fecha, este llamado ha sido firmado por 10 abogados procedentes de cuatro países occidentales.

Bruno BARDECHE, abogado al colegio de abogados de Paris, André CHAMY, abogado al colegio de abogados de Mulhouse, Fabrice DELINDE, abogado al colegio de abogados de Hauts de Seine, Eric DELCROIX, antiguo abogado al colegio de abogados de, Pascal JUNOD, abogado al colegio de abogados de Ginebra, Henri LAQUAY, abogado al colegio de abogados de Bruselas, Philippe MISSAMOU, abogado al colegio de abogados de Hauts de Seine, Bernard RIPERT, abogado al colegio de abogados de Grenoble, Stefano SUTTI, abogado al colegio de abogados de Milán, Damien VIGUIER, abogado al colegio de abogados de l’Ain.

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CONTACTO : appeldu1ermars2013@outlook.com


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